El endeudamiento de familias, empresas y gobiernos creció en 24 billones de dólares en 2020, mucho más que en la crisis financiera. Ya supera el 355% del PIB global.

Este incremento repentino de deuda se ha producido como consecuencia de dos factores: El gasto llevado a cabo para contener el impacto de la pandemia y la pérdida de ingresos por el desplome de la actividad económica.

Ahora bien,

¿Cómo vamos a pagar esta deuda, especialmente la de los Estados?

En mi opinión, se va a pagar con inflación.

Supongamos que una economía tiene una inflación del 0%, es decir, que no hay incremento de precios. Además, la expectativa la gente espera que la inflación se mantenga en el 0%

Supongamos entonces que el gobierno necesita pedir prestados 2.000 millones de euros vendiendo al sector privado bonos a 30 años por valor de 1.000 euros cada bono. Para atraer a la gente a comprar bonos, el gobierno puede ofrecer un tipo de interés del 2% anual.

El gobierno tendrá que devolver el importe por cada bono, 1.000 euros, más los pagos de intereses anuales (20 euros al año al 2%).

Los inversores que compren los bonos obtendrán un beneficio nominal. El rendimiento de los bonos (2%) está por encima de la tasa de inflación. Recuperan sus bonos más los intereses.

Sin embargo, supongamos que, inesperadamente, se produce una inflación del 10%. Por ejemplo debido a cuellos de botella en la cadena de suministro y a un aumento del precio de materias primas, como está sucediendo ahora. Esto reduce el valor del dinero. Como los precios suben debido a la inflación, 1.000 euros comprarían una menor cantidad de bienes y servicios.

Debido a la inflación, el gobierno obtendría más ingresos fiscales, ya que los salarios y los precios aumentan. Por ejemplo, si los precios suben un 10%, la recaudación del gobierno por concepto de IVA aumentarán un 10%. Si los salarios aumentan un 10%, la recaudación por concepto de impuesto sobre la renta aumentarán, aproximadamente, un 10%. Por lo tanto, la inflación ayuda al gobierno a obtener automáticamente más ingresos fiscales.

Debido a la inflación, el gobierno ve aumentar sus ingresos fiscales nominales. El país no está mejor, simplemente los precios son más altos.

Sin embargo, los inversores en bonos (renta fija) salen perdiendo. El gobierno sigue teniendo que devolver sólo 1.000 euros. La tasa de inflación (10%) es mayor que el tipo de interés (2%) del bono, por lo que pierden el valor real de sus ahorros.

El Gobierno (prestatario) está mejor, los tenedores de bonos (ahorradores) están peor como resultado de la inflación.

Ya hay precedentes en la historia donde el sobreendeudamiento, unido a una posterior inflación, ha provocado empobrecimiento paulatino de la población.

Es importante que apliquemos una gestión activa de nuestro ahorro para que crezca, como mínimo, al mismo ritmo que crecen los precios de las cosas y servicios que adquirimos. Hay muchas formas de protegerse de la inflación. Mi recomendación siempre es que consultes con tu asesor financiero para estudiar la mejor manera de hacerlo.

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