
El Instituto Nacional de Estadística (INE) acaba de publicar el indicador de inflación (IPC) para el mes de enero, el cual ha resultado ser del 3%. Este dato es muy importante para nuestra situación económica personal y por ello es de lo primero que explico a toda persona con quien me siento para asesorarle.
La inflación se podría entender como el aumento del coste de vida. Cualquier persona con cierta edad ha experimentado el efecto del encarecimiento de las cosas con el paso del tiempo. Por ejemplo, en 1990 una entrada de cine tenía un precio medio de 2,55€, en 2000 costaba 4,65€, hoy puede costar 8€. Este incremento no se produce únicamente en algunos productos concretos, sino que es un fenómeno global y perpetuo, afecta a prácticamente todos los bienes y servicios cotidianos y se puede medir a través del indicador IPC, que se publica mensualmente en el INE.
La inflación hace que el dinero ahorrado pierda valor, ya que con el mismo importe cada vez podemos comprar menos cosas, porque los precios aumentan. Aquí se aprecia la disminución del valor de 10.000€ desde 2001 hasta 2016.

Para contrarrestar este efecto es necesario hacer crecer el dinero que se acumula, como mínimo, al mismo ritmo que aumenta la inflación. De esta forma, al menos, se mantiene el poder adquisitivo.
Con el actual panorama de tipos de interés los bancos no dan nada por el dinero en cuentas corrientes y depósitos, que son los productos más comunes históricamente en España. Esto presenta un grave problema para el patrimonio refugiado en esta clase de activos, ya que la rentabilidad que se ofrece está muy por debajo del actual 3% de la inflación. De hecho, si se mantuviera esta situación el capital ahorrado perdería la mitad de su valor en 20 años.

Por ello es necesario aplicar estrategias alejadas de la norma. La principal diferencia entre el contexto pasado y el futuro es que de ahora en adelante el ahorrador deberá asumir volatilidad, es decir, oscilación en el valor de su ahorro. Esta transición no es fácil de digerir para muchas personas que ahora se encuentran en una compleja tesitura, ya que los bancos no aportan soluciones efectivas para mitigar este problema. En la próxima nota explicaré qué es la volatilidad, y por qué no es fácil de tolerar desde un enfoque psicológico.